viernes, diciembre 03, 2010

Apuntes de una noche de enero.

Retomo este blog tras una pausa larga, y como primera acción transcribo una nota que publiqué por facebook a principios de año (el 17 de enero para ser precisos), y que se lee de distinta manera ahora que han pasado los meses... Ya subiré nuevo material.
Un abrazo.

APUNTES DE UNA NOCHE DE ENERO.
Sebastián Piñera habla por la tele mientras yo sigo mordiendo la derrota.

Son muchas las ideas, así que vamos a ver si poniéndolas en papel podemos empezar a decantarlas, aunque sea sólo algunas…

(Aviso desde ya, para los que tengan la generosidad de leer esta nota, que no hay borradores. Se escribe "en limpio", desordenada pero sinceramente).

Duele esta derrota. Y duele más porque la merecíamos. No porque hayamos hecho las cosas tan mal, sino porque, paradójicamente, no hemos sabido hacernos cargo de las cosas que hemos hecho bien.

Chile cambió en 20 años. La antigua clase media austera y educada, con “conciencia de clase” (por ponerlo de alguna manera), ha sido reemplazada por una nueva clase “aspiracional”, con nuevos hábitos culturales y de consumo. Una especie que gusta del Mall, devora teleseries y programas de farándula, y que ha accedido a la Educación Superior en institutos y universidades privadas de medio pelo (académicamente hablando) a costa de endeudarse.

Esa nueva clase media le celebra sus gracias a la presidenta Bachelet, y aunque ayuda con su opinión a la “popularidad” de la señora, es fácilmente seducida por el cuento de “El Cambio”. No les interesa lo colectivo, lo público o lo comunitario, sino que el individualismo a ultranza es su carta de presentación, lo que no es de extrañar cuando han tenido que sobrevivir en la jungla.

Les han repetido tantas veces que lo público es corrupto e ineficiente, que han terminado por creerlo. Y les han dicho que esa corrupción siempre viene desde el Gobierno de turno, que por eso es necesario un “Cambio”. Nada importan los escándalos de corrupción en los Municipios de la Alianza, denunciados por el mismo yerno de Lavín, o protagonizados por Diputados de derecha (como la reelecta Claudia Nogueira). Lo que no está en la tele simplemente no existe.

Tampoco importa el oscuro pasado de la derecha y los derechistas. Parece que en 20 años todo ha prescrito, y recordarles quienes fueron los Cardemil, los Novoa, los Labbé, y los Larroulet, les suena a estar latosamente pegados en el ayer. Eso también lo han aprendido por la tele.

Pero no hay que ser ciegos, ya que es claro que algún mérito hemos hecho para que la ciudadanía nos pase la cuenta. Son muchos los chantas que se han enquistado en el aparato estatal, y negarlo es una boludez. Si bien es cierto que la inmensa mayoría de los que trabajan (trabajamos) en lo público lo hace honesta y lealmente, no es menos cierto que todos conocemos más de un personaje del que nos avergonzamos. Son muchos los compañeros y camaradas que han utilizado lo público para su provecho individual, y no hablo de hechos de corrupción. Hablo de aquellos que se olvidaron de la Política con mayúscula y se creyeron técnicos… Hablo de aquellos tan clase media como uno que accedieron a un cargo en el Estado y rápidamente se cambiaron de casa al sector oriente de la capital, o se las dieron de “gente con mundo” porque conocieron Europa financiados por el Estado. Son los que hoy hablan de "la gente" como si fueran de otro planeta.

También están los otros. Los que no encontraron lugar para desplegar sus fenicios talentos en la Concertación y simplemente se pasaron al “Cambio”, con la esperanza de que ahora si les aseguren un trozo de torta. Estos son los peores.

Pero volvamos al punto. Ante esta nueva sociedad, ante este Chile que ha cambiado, la lógica de los Partidos Políticos ha sido retroceder. Hoy los partidos se conforman más por funcionarios que por militantes, convirtiéndose en espacios cerrados frente a una sociedad cada vez más abierta. Yo mismo me he pasado un rato largo sin poner un pie en mi Partido.

Los Partidos Políticos de la Concertación han sido mal administrados por malas directivas, han consolidado una mala forma de hacer política, han instalado la lógica de los Señores y los Vasallos, y han terminado correteando a muchos hombres y mujeres valiosos fuera de sus muros... Claro que, cómodamente, muchos se han dejado corretear, cayendo en un doloroso pecado de omisión que hoy lamentamos.

Es cierto que los que hoy ganaron no son mejores, pero ganaron con votos y punto. En cuanto a su pasado, simplemente no existe o no se quiere recordar. Como hemos tratado de insinuarlo, nos guste o no, la política (con minúscula) se juega desde los medios, y en eso hemos sido especialmente negligentes. No es culpa de El Mercurio que no tengamos un medio propio.

Tras 20 años la Concertación es la única figura de autoridad que está en la retina, y aunque nos llenemos la boca hablando de lo exitosos que hemos sido, y de lo particularmente brillante que ha sido el gobierno de Bachelet, lo cierto es que mantenemos deudas pendientes en materias tan sensibles como Salud y Educación, además de Vivienda, Protección Social y Seguridad Pública. Todas materias en que se han hecho grandes avances, pero donde las carencias que aun existen se convierten en los sueños de nuestra gente, sueños que evidentemente empalizan más con el “Cambio” que con el Status Quo.

Creer que contábamos con una superioridad moral y ética que bastaba por si misma para vencer a la derecha terminó convirtiéndose en la odiosa crónica de una derrota anunciada. Muchos entendían que la única opción para cualquier chileno decente era votar contra la derecha y, por lo mismo, la elección la ganaríamos pese a las señales en contrario. La primera vuelta había bastado como lección, pero nuestro “Pueblo” tiene memoria, y nos respaldaría una vez más.
Lamentablemente ese “Pueblo” con memoria, con conciencia de clase y generoso al punto de volver a respaldarnos no existe. Se cansó, se aburrió.

Pero hay más errores, que se me agolpan en la testa y que se explican solos. Detalles y no tan detalles que estaban ahí, disponibles para el que quisiera leerlos correctamente. Una verdadera lista de responsables:

Los Partidos de la Concertación, que hicieron de las primarias una burla, farreándose de paso la posibilidad de sentar un mecanismo democrático para la elección de sus candidatos a futuro;

Marquito y sus boys, a quienes ya dedicamos alguna nota, y que han hecho de la irresponsabilidad una forma de vida en política (¡y que ahora además quieren pasar la cuenta por la derrota ante la derecha que ellos mismos cimentaron!), esperemos que existan los huevos para pasarles la cuenta de rigor;

Todo el Comando de Frei, y la campaña de la primera vuelta, una mariconada que el candidato no se merecía (porque digan lo que digan, vaya si fue cojonudo Frei en esta pasada!);

El Gobierno de la Presidenta Bachelet, que nunca entendió que la única evaluación que vale es la que la ciudadanía haría hoy por medio del voto, y que las encuestas de “popularidad” no quedan registradas en los libros de Historia.

Finalmente, todos los cándidos que le compraron cruces al Diablo, pero que se le va a hacer, ¡Si hoy son mayoría!

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